Cuando la desilusión es lo mejor...
- Dr. Elmer L. Pabón

- 19 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jul 2020

La desilusión es lo mejor, puede resultar un tanto extraño para un título. Y es que tradicionalmente, hemos relacionado la palabra desilusión a los sentimientos de tristeza que tienden a evocarse cuando se experimenta la misma. Sin embargo, cuando buscamos la definición de la palabra encontramos que la misma se define como la “acción de liberar de una falsa creencia o de una ilusión.” En este sentido, es interesante que la definición de la palabra implique liberación y libertad de una falsa o mentira. De manera simple, la desilusión implica dejar de ver lo que creíamos que era y comenzar a ver algo tal cual realmente es.
Cabe recordar aquella imagen tradicional de las películas en que una persona que está sumamente sedienta, vaga por el desierto y comienza a seguir a un “espejismo” que se presenta como un oasis a lo lejos, donde puede calmar su sed, y posterior a mucho esfuerzo, llega a un punto donde descubre que todo era una imagen creada por una falsa percepción de la realidad. En este punto, cabe destacar cuantas personas sufren porque tienen una falsa percepción de la realidad sobre una persona o idea, en la cual colocan sus esperanzas de felicidad y por razones inesperadas de la vida, descubren que nada es lo que parecía o creía sobre esa persona o idea.
Aunque sabemos que no es sencillo, cuando estemos frente a la desilusión necesitamos poder confrontar en qué o en quién pusimos nuestras esperanzas y en ese momento, establecer que es mejor a tiempo recibir una desilusión, que descubrir que hemos invertido gran parte de nuestra vida detrás de algo que era completamente falso o inútil. No negamos que en el proceso se pueda experimentar desesperanza, tristeza o dolor. Sin embargo, similar a cuando nos enfermamos, y bajo recomendación médica se nos recomienda una inyección que provoca un dolor temporero, detrás de esta viene un gran alivio. De la misma manera, la desilusión, aunque momentáneamente nos provoque tristeza, luego vendrá un gran alivio. Es por esto, por lo que nos atrevemos afirmar que… ¡la desilusión es lo mejor!
Imaginar cuantas personas sufren un día como hoy, porque han preferido abrazar una ilusión, porque han otorgado el poder de su propia felicidad a otra persona que realmente no los ama, aprecia o valora. De igual manera, como los seres humanos en ocasiones, preferimos una media verdad (una mentira después de todo), porque es mejor y más tolerable que una verdad que resulte dolorosa. Las verdades duelen, porque liberan de las ilusiones falsas. Sin embargo, no hay algo más vigoroso e intenso que experimentar la liberación. Todo proceso de liberación es costoso, pero al final es poderoso.
Finalmente, podemos aprender a mirar desde una nueva perspectiva las experiencias de la desilusión. Verlas como la oportunidad que nos da la vida para recanalizar y redirigir las fuerzas del amor y potencial de vida que hay dentro de cada uno de nosotros(as), para discernir a que o a quienes le otorgaremos ese honor.
Llamado a la acción
Estamos invitados hacer un “reseteo”, un reinicio de este concepto en nuestras vidas. Cuando confrontamos una desilusión, estamos frente a un proceso de liberación que trae como resultado una gran oportunidad de vida para redirigir nuestras fuerzas y esperanza a lo verdadero e importante que existe en nuestras vidas.



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